miércoles, 25 de enero de 2012

En memoria de las víctimas del Holocausto

Brave Old World
"Songs of the Lodz Ghetto"
2005, Winter & Winter

El próximo 27 de enero se conmemora el Día Internacional de Conmemoración de las Víctimas del Holocausto y de alguna manera esta carga que la humanidad lleva consigo se hace más visible aún desde la música. 
Lo que comentamos hoy no es una novedad discográfica, pero para  muchos resultará un descubrimiento.  Brave Old World publicó en 2005 un disco en el que se recopilaban diferentes piezas de música klezmer con una característica que las hacía únicas: habían sido compuestas desde el horror de vivir en uno de los ghetos que construyeron los nazis por toda centroeuropa, en este caso, en el gheto de la localidad de Lodz, en Polonia.

La etnomusicóloga Gila Flam se dedicó a recopilar estas composiciones entre los supervivientes y las publicó en el libro "Singing for survival" en 1992, reflejando la fuerza y valentía que les permitió contar sus historias de la mejor manera que sabían, una manera que perdurara en la memoria.
Este disco es más que un disco de música klezmer.  Es un tributo a la memoria de los que superaron la atrocidad a la que fueron sometidos y a la de aquellos que sucumbieron a la misma.  Un disco necesario.

martes, 3 de enero de 2012


África Universal


Ballaké Sissoko & Vincent Segal
Chamber Music
2010, No Format


Africa vive más allá del dolor de Darfur, el hambre de Eritrea o el odio eterno en Rwanda.  Vive en el arte, que muchos se empeñan en tildar de artesanía, y en la música, por mucho que algunos sigan llamándolo folclore –Galeano dixit-.  En África las emociones son siempre más necesarias, y nada como la música para traerlas hasta nosotros.

Ballake Sisoko, alumno aventajado del gran Toumani Diabaté, no solamente es un intérprete del kora, ese mágico instrumento que condensa la historia del continente africano.  Es un griot, un mago del sonido en el que descansa esa historia, la verdadera, la que cuentan los vencidos.  Siente dentro de sí mismo lo que luego pulsa en las cuerdas, alguien de la cualidad artística de un Glenn Gould cuando tocaba las variaciones Goldberg. 

Por otra parte es todo un acierto la complicidad musical entre el aparente clasicismo del chelo de Vincent Segal y la profundidad etérea del kora de Ballaké Sisoko.  El disco que grabó con el pianista Ludovico Einaudi era más minimalista, más centrado en los típicos ostinatos del instrumento africano.  Sin embargo, en esta creación creo que hay más juego, más solos, más complejidad rítmica y melódica, con algunos acentos de percusión que subrayan tímidamente el proceso creativo de los compositores.

El título no puede reflejar mejor la idea de fondo.  Música para ser interpretada en la intimidad, mirándose a la cara los intérpretes, sin director.  Cumple todos los requisitos de la misma salvo uno, no es eurocentrista sino universal.